En el relato hay cosas
interesantes, entre otras, lo que se dice y su correlato, lo que se hace.
También es importante desentrañar lo que
se omite, lo que oculta el que narra,
sea esto consciente o inconsciente, hasta podría haber cosas que están y que se ignoran.
Sería positivo
distinguir el relato político –que frecuentemente tiene múltiples intensiones e intereses- del
relato individual, oh!!! Que coincidencia
!!!
Cada cual tiene su relato,
su historia, su narrativa, una forma de creencia, es posible que esta sea una
versión mejorada y más humana de
nosotros mismos. Después la cosa se complica, porque es el otro el que
interpreta nuestra narrativa, los otros creen o no lo que decimos y hacemos. Quizás
lo más cercano a la verdad sea decir y dejar que el cuerpo hable con su propio
lenguaje, que la corporeidad sea coherente con
el discurso, que nuestras acciones desnuden lo que sentimos.
¿Que nos queda de
aquella palabra llamada realidad si algo se oculta y algo se miente?
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