, me precede una coma, aclaro a los entendidos del
lenguaje que este uso infrecuente al comienzo de mi texto, desea anunciar que a
la subjetividad escrita de esta historia le antecede otra historia, quizás tan
reales o imaginarias como las mías,
escritores o narradores que ya no existen, o relatores que han expresado sus
vivencias portándolas en sus cuerpos, en sus gestos o en sus silencios…
… los tres puntos suspensivos, también al comienzo del
renglón, persisten en la misma postura de dejar en suspenso el discurso de mis
predecesores, raíces simples, complejas
y laberínticas de mis ancestros, la mezcla de lo bueno, lo malo y lo
intermedio… (ahora los puntos suspensivos en el lugar correcto).
… en esta pausa
que diferencia el tiempo de no ser a mi nacimiento, me atrevo a formular estas
preguntas: ¿dónde está nuestro origen? ¿cuál es el orden de nacimiento en mi progenie? ¿es posible comprender
aquellas biografías? ¿Cómo era ese mapa familiar? ¿y los valores y disvalores de mi clan? ¿de aquellas aventuras qué experiencias
facilitaron mi andar? ¿qué nudos me han atado? ¿ qué otros he desatado?...
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