El paso de la violencia a la
mansedumbre, es el cambio de la fuerza con poder al poder con fuerza. I Ching.
Entre el mundo interno y el externo hay una
distancia, a veces estos planetas giran
en el mismo sentido y a veces a la inversa, cuando acontece lo segundo nuestro
paisaje se torna sombrío, los perros ladran en los sótanos y nos asusta bajar
a aquellas sombras si convenimos que
nadie es perfecto.
Cuando la tormenta está sobre nosotros, escuchamos los
truenos, nuestros animales internos golpean su cornamenta contra la cerca,
creemos equivocados que empujando solucionamos el problema, en realidad
aumentamos nuestras quejas y transitamos
el camino inadecuado de la ira y de la bronca.
Tal vez, sea mejor retirarnos a nuestras cuevas, escribir
o gritar solos, en ese silencio inteligente nuestras violencias, tal vez así,
con una precaria mansedumbre alcancemos los caminos para dialogar con ese mundo
de afuera, con ella, con él, con los unos y los otros.
Tomar algunas gotas de esa lluvia, hasta que un viento
algo más calmo se lleve las nubes de
nuestro cielo.
Las tempestades... Verdad a nada condunce estrellar furias. lo mejor es crear un espacio, que aunque ya está creado no lo hemos descubierto. escribir es lo mejo; los monólogos es una buena terapia, el blanco papel te acepta. y terminamos dándole fecha de vencimiento. a la ira.
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