Una gota invisible de sus lágrimas
golpea la puerta de sus dolores
en la obstinada persistencia de las mañanas
no puede cambiar aquellas circunstancias
acepta que los cansancios le horaden la calma
una gota amarga le penetra en las entrañas
tal vez un sueño precario –por un instante-
olvide una docena de primaveras solitarias
los días de sol o de lluvia no le cambian la mirada
mientras la incertidumbre juega sus cartas
alguien escribiendo intenta vanamente ordenar el caos
no hay ningún talismán que nos salve de lo irremediable
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