aquel camión tenía el motor cansado
los frenos gastados y
un palier enyesado
soldadura de precarios y contados días
le costaba despertar por las mañanas
la batería se quejaba y después de un tiempo
en sus tránsitos recuperaba su energía
las luces eran opacas algunas apagadas
tuerto de luces bajas guiñaban el ojo a la distancia
yo era el peoncito de mi padre cuando el colegio descansaba
con ellos conocí el trabajo duro de los obrajes
el mundo avanzaba hacia la primavera
los carteles decían “La poesía está en las calles”
sé que ese tiempo ha muerto pero no ese recuerdo dulce
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