No sé a priori
el título de un poema, a veces me aparece solo un verso fugaz, no sé cuál es su
origen, de dónde nace y menos dónde termina, ni porqué se me ocurrió tal
construcción.
A veces es la
búsqueda sobre una emoción indefinida, la inquietud de un sueño, la necesidad
de modelar una forma hasta que aparezca visible a sabiendas de su incompletud.
Uno escribe
sobre la lluvia dónde no llueve, escribe “mariposas” dónde no las hay, imagina
el mar y se moja con palabras de agua
salada.
En ese juego
me descubro, analizo los ostinatos, aquellas insitencias…el temor que alguna
palabra se te escurra entre las manos, que alguna alegría se me olvide. Uno
repite ese rito como un talismán de protección, como un refugio que nos aleja
de la muerte.
Buscar la
palabra es como buscar un color, o una nota musical, la composición empieza con
retazos , con fragmentos que se aglutinan.
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