Un
pensamiento parásito se alojó en alguna de mis neuronas, no sé cómo fue pero se
transformó en una mosca. Imaginen una mosca zumbando en el cerebro a las dos,
tres y treinta, 4, y 5 de la madrugada.
De tanto
en tanto, un insomnio me mantiene alerta, cuando ello acontece escucho su larga
melodía, en su ostinato musical daba vueltas y vueltas, repitiendo su misma nota, cuando más
la persigo más se empeña en esquivarme. A veces se esfuerza tanto que
absorbe mis ideas, mejor dicho las chupa
como suele hacer con otros alimentos, tal vez se traga algún mal pensamiento y lo que en
realidad me parece una tortura es un tratamiento profiláctico para mi cerebro.
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