Cuando la incertidumbre es cotidiana se
evidencian dos actitudes opuestas, unos le empiezan a faltar el respeto y otros se
angustian en exceso. Es provechosa en el
arte, más nos enferma la mente si sentimos que la vida está en juego.
Cuando el suspenso se torna perpetuo la
trama pierde su puerto.
Si el presente impide movernos el futuro es
un horizonte negro.
El desánimo es un viento persistente que
impide que avancemos, aunque sepamos el rumbo estamos pendiente del tiempo, es
necesario escribir y renovar el pensamiento.
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