Antes de dormir, casi en una especie de ensueño, o
en la pereza inicial del despertar, escribo, casi en un trance, anotando
palabras sin cesar, extrañamente con coherencia y cohesión, en el letargo de
entrar a la conciencia y en la frontera del inconsciente, quizás en el límite
de dos cerebros, sin deslices ni sueños, solo con fragmentos luminosos de
algunos pensamientos.
***
Escribo en una versión borrador, con la
tranquilidad que aún no será definitivo,
dejo en suspenso la rima, el ritmo, el tema, el sentido, me alejo del papel,
dejo el lápiz y el sueño me sorprende completando renglones vacíos, palabras
que necesitaban madurar.
***
Aquel oficio requiere estar en
forma, el don se afina con los años, se
pulen en esos ejercicios
en ensayos y borradores. No es
la caligrafía el arte, es un juego de signos y sentidos,
expresar aquello que nos parece
inexpresable.
***
Los límites de nuestros padres
no son nuestros límites ¿Cuáles serán los límites de nuestros hijos con
nuestros nietos? ¿y los límites de nuestros propios nietos con sus hijos?
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario