sábado, 18 de julio de 2020

El traductor.




“…Es necesario aprender con aquellos que han trabajado sobre esta divergencia entre el sentimiento y la expresión, entre la lengua muda de la emoción y la arbitrariedad del lenguaje, con los que intentaron hacer entender el diálogo mudo del alma…”  La lección de los poetas del libro “El maestro ignorante”  de Jacques Rancière.
“Sabe que ser poeta es traducir dos veces” Jacques Ranciére

He necesitado tiempo y lo seguiré necesitando para darme cuenta que los signos son solo herramientas, instrumentos de quien  escribe. Mi profesora y amiga de letras me decía – todos conocemos el abecedario pero poco pueden escribir una obra literatura-.

Hablar y escribir no es lo mismo, sentir y expresar tampoco es lo mismo, desde un lugar intelectual parece obvio, pero lo obvio no siempre se analiza.

El apretón fuerte o débil de aquellas manos, el brillo o la opacidad de esos ojos, los distintos silencios, el abrazo tímido o efusivo y prolongado, los mil besos y las mil formas de narrarlos y desde allí al universo infinito de la piel…todo impacta en ese órgano invisible,  el sufrimiento o la alegría, cercana, remota y presente.

El don del poeta no está en la sintaxis ni en la semántica, si bien estas cuestiones son importantes no dejan de  ser instrumentales. El verdadero arte estriba en traducir lo que se siente, aquellas sensaciones, percepciones, emociones y sentimientos que encarna el cuerpo sutil, ese que se  sabe expresar con mayor integridad, sinceridad y contundencia. El lenguaje después de mucho trabajo será una visión aproximada de lo indecible.

Ser impecable con las palabras implica un trabajo de escultor, afinar aquellas superficies, modelar la materia buscando sus mejores formas expresivas.

En este asunto el otro es otro y construye como puede sus refugios, aquellas narrativas, las maneras de contar y de contarse.  Que nadie se  crea en esto, títulos y estudios aparte, un desigual, un ajeno a estas precariedades de nuestra condición.

Cuando pierdo esa escritura, el nombre que  nombra lo que soy y lo que siento, pierdo esa estela primordial que dejo en el mar, esa palabras que quieren durar en el agua y en la sal.

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