El campo de la palabra es un surco virgen de sembrados. Una
tierra blanca entre jardines y huertas que imagino. Tal vez frutos, jugos y
flores, ese hambre de hambre y de belleza. Entre el compromiso y el refugio de
los humanos.
Los verbos y adjetivos solo existen si están encarnados. Si
el cuerpo y la mente se dan la mano. Necesito sentirlo y necesito nombrarlo.
En su desnudez. En la sensualidad de las letras. Dibujo
palabras redondas, esbeltas, curvadas. Figuras vestidas de seda en la blanca sábana…
No hay comentarios:
Publicar un comentario