De a una o de a
dos caen las letras en el reloj de las palabras
parecidos a los granos de arena,
sus
formas dibujan
caligramas,
de a una
o dos
y
después
de un rato se forman
a
granel un silo de montañas,
en
aquel alfabeto tan caótico y desordenado
yo camino sobre ellas buscando oraciones extrañas
esas pepitas de oro, las que brillan, las que te nombran, las más
claras
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