martes, 6 de diciembre de 2016

La importancia de los sinónimos y de los antónimos.


Una amiga de letras me decía que los sinónimos no dicen lo  mismo, aunque las palabras denoten cosas similares, quizás porque cada palabra, como acontece con los seres humanos, tiene una naturaleza e historia personal; aclarada esta particularidad que nos permite aceptar nuestras incompletas terminaciones  y el correlato de sus límites, entre ellos, la imposibilidad de una comunicación perfecta.
Por los motivos antes expuestos, uno se  acerca a las verdades haciendo algunos ensayos,  en términos de escribientes, algunos borradores y sus modificadas versiones, poner la vida en palabras es eso, una aproximación a lo real, a lo simbólico y a lo imaginario. Un secreto valioso es darse cuenta y hacer con ello, algo al respecto, escribir por ejemplo.
Uno puede saber el porqué y el para qué de algunos términos, después hay que ponerle el cuerpo, hacer de la idea una práctica, sentir como fluye el movimiento, elegir los necesarios ejercicios del propio universo.
Vuelvo a los sinónimos y a los antónimos, me apasiona esa relación, parece una partida de ajedrez de dispares estilos, estrategias y contrastes, sería interesante discriminar ese ying y ese yang y luego aceptar y reconocer como viven en uno esos claroscuros. A simple vista parecen blancos y negros pero nosotros sabemos en lo profundo de su piel – si es que tienen cuerpo- que son más diversos.
Admitamos cierto pragmatismo para vivir menos alienados, considerando no llevarlo al extremo de lo insensible y de lo inhumano. Siendo más concreto, es saludable diferenciar estar hipotónico que estar hipertónico, desde allí podremos distinguir cuando estamos en un momento de eutonía, es decir equilibrados.  Puede ser vital diferenciar si tengo energía o si carezco de ella en algunos instantes,  aunque el concepto pueda parecer algo inmaterial. La sensación subjetiva puede tener un paralelismo aproximado a lo real; lo curioso de todo esto es que, sintiendo estas cosas uno puede hacer algo al respecto, por ejemplo descansar o estar en actividad.
Curiosamente el origen de la palabra emoción tiene que ver con “mover”, algunos lo conceptualizan como impulsos para la acción.
La capacidad de diferenciar es muy  importantes para la salud, física, mental y espiritual (en el sentido humano y no religioso del término) entre ellas y de mayor a menor y de  lo simple a lo complejo,  distinguimos:
lo cómodo de lo incómodo, lo agradable de lo desagradable,  lo relajado de lo agarrotado,  la debilidad de  la fortaleza, lo resentido de lo apreciado, el dar del recibir, la necesidad del deseo, la confianza de  la des-confianza, estar centrado o estar des-centrado, de estar motivado a estar des-motivado, entusiasmado o deprimido, de ver las divergencias de  lo importante a  lo urgente, de  lo real a  lo irreal, de lo posible a lo imposible…o como diría Daniel el quid es discriminar “aserrín de pan rallado, gordura de  hinchazón”…

Antes de elegirlos, me refiero a los sinónimos y los antónimos, es cuestión de ver como se relacionan,  sentirlos, permitirles el diálogo, que pongan en juego la palabra, porque se sufre cuando ellos se callan…

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