…nosotros sabemos que él le ha puesto a cada
palabra un silencio,
para que diga lo que no dice, para imaginar
todo lo indecible,
tenemos pruebas que,
mientras transita por el mundo,
entre punto y punto tiene varias historias (muchas de ficción);
que a sus espaldas, aquella coma,
habla de su pasado,
que ha inventado letras para despistarnos en
sus laberintos,
que hasta ha probado, sin suerte, vivir sin
un nombre o con otro,
que ha negado sus poderes y estos al fin le
han convencido,
que este buen señor, vecino y muy próximo,
es uno -de los pocos- con cierto coraje y pasión
que conoce el repertorio -el abecedario de
aquellas construcciones-
desde aquí vemos como crecen en el edificio
de su ánimo,
el verde helecho entre sus dos ladrillos de barro,
que en la ochava de la esquina está lleno de
papeles,
y debajo de cada capa de pintura -en la piel
de sus paredes-
guarda en hojas de caligrafía el calendario
de sus felices días,
de sus buenos amores y del entusiasmo de sus labores
y si levantamos las baldosas del patio o sus balcones,
encontramos
los dibujos en perpetuas versiones - borradores,
hechos con espontáneos lápices de variados
colores
donde deambulan los bichos de su angustia y
otros miedos,
como le sucede a cualquiera en esta extraña
costumbre de vivir
y a pesar de todo, de lluvias y días secos,
aún de fríos y calores,
conserva el rito de jugar en los renglones,
igual a nosotros…
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