Alguien dirá que estoy melancólico
más es sólo, instantes de conciencia,
de mi viejo edificio
reciclo humedades de sus medianeras,
revoco y apuntalo los cimientos,
desmalezo los jardines,
los arbustos que obstruyen la mirada
y pinto de blanco –nuevamente- sus pizarras.
Me asombra el abandono de extraños inquilinos,
las sombras okupas de muebles clandestinos,
a mano las labores y el hallazgo de nuevas herramientas,
reparo las cosas que había arreglado con alambres
y por las escaleras me voy al último piso
a mirar mis construcciones.
jueves, 17 de febrero de 2011
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