en aquella intersección se encontraron
avanzaron por las grietas de un edificio viejo
el mimo acompañado de sus expresivos silencios
un cuerpo lleno de palabras que traía desde la plaza el viento
el malabarista con sus tres naranjas y su semáforo quieto
un payaso que acumulaba los deshechos y hacía magia con fragmentos
cada cual con sus danzas y sus gestos
ad-mirando el desusado encuentro
alguien saltaba, trepaba, corría lleno de júbilo
traía de los bordes del patio el extraño movimiento
el árbol de la escuela -mientras tanto –
recordaba las savias y colores de todos sus tiempos
esa multitud de personajes animaban lo diverso
de todo lo humano excluyeron la pretensión de hablar de lo perfecto,
de miradas estaba todo lleno – de plurales y verbos-
acordaron lo común: sostener la fuerza de lo pequeño
sábado, 27 de noviembre de 2010
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