EL “don de la escucha”.
Byung-Clul Han.
Hace tiempo
que cae de esa canilla una gota de agua casi imperceptible.
Medita en la
pausa y labora en su caída.
Puede ser
tiempo, música, diástole y sístole, la corporificación de la
acción y el complemento de su meditación.
Su ritmo no
tiene matices, la gota persevera cual máquina, orada la piedra, en su hacer
cotidiano olvida lo que es, si ella estuviera sola nadie le diría que es pura.
El silencio
le ayuda a sentir sus cansancios, en el no-hacer se agudizan los sentidos, allí
se da cuenta que es fresca, que es clara, que sin ella nada crecería.
Hay muchos
que cuentan sus horas, los litros que acumula, el peso, su tamaño, la velocidad
de sus repeticiones, los barriles que produce por día.
Lo visible
es lo cuantitativo, lo visible lo
cualitativo. El primero demuestra, el segundo argumenta y analiza, uno
exagera la mirada, el otro lo que escucha.
En su
vigilia mantiene aquellos persistentes automatismos, en sus sueños juega a ser
lago, río, el pozo calmo de un viajero sediento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario