Estoy leyendo “Nada se opone a la noche” del Delphine de
Vigan, una novela de la novela familiar, desde un formato autobiográfico
siempre sujeto a la subjetividad de quien lo escribe. La autora investiga, describe y explora (especialmente en su segunda parte) con la
meticulosidad de un cirujano el drama y las raíces dolorosas de su árbol genealógico.
A pesar de los relatos perturbadores, desde una mirada adulta reflexiona y analiza
el sufrimiento humano de su madre y por extensión de toda su familia. Para
quién quiere verlo después de cierta edad las heridas de la vida son evidentes,
infiero que negarlas, aunque esta también puede ser una elección de algunos, traen
más sufrimiento. Lejos de ello la escritura llega al hueso de sus propias percepciones
y vivencias.
El detalle de los dramas no es necesario
detallar porque son una invitación a la lectura y aunque parezca paradójico lo
desgarrador y perturbador termina siendo
revelador y liberador. En síntesis un libro para comprender la condición
humana...
No hay comentarios:
Publicar un comentario