martes, 23 de marzo de 2021

Ensayo de una crítica inconclusa.


Estoy leyendo  “Nada se opone a la noche” del Delphine de Vigan, una novela de la novela familiar, desde un formato autobiográfico siempre sujeto a la subjetividad de quien lo escribe. La autora  investiga, describe y explora  (especialmente en su segunda parte) con la meticulosidad de un cirujano el drama y las raíces dolorosas de su árbol genealógico.

 

A pesar de los relatos perturbadores,  desde una mirada adulta reflexiona y analiza el sufrimiento humano de su madre y por extensión de toda su familia. Para quién quiere verlo después de cierta edad las heridas de la vida son evidentes, infiero que negarlas, aunque esta también puede ser una elección de algunos, traen más sufrimiento. Lejos de ello la escritura llega al hueso de sus propias percepciones y vivencias.

 

El detalle de los dramas no es necesario detallar porque son una invitación a la lectura y aunque parezca paradójico lo desgarrador y perturbador  termina siendo revelador y liberador. En síntesis un libro para comprender la condición humana...

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