Cuando vamos a una médica o
médico generalmente nos bañamos previamente y nos ponemos una ropa más elegante,
pensamos que nos van a revisar y no nos gustaría que nos vean con calzoncillos o bombachas, según corresponda o
quiera quién la porta, raídos o descoloridos, revisamos las medias para que no
tengan papas o agujeros en la planta. Les ponemos talco a los zapatos, un desodorante
y hasta un perfume caro o barato según el instante o lo disponible en el
tocador del baño. También nos cepillamos los dientes, mi señora agrega “Algunos
se lavan la cabeza”.
Parecida costumbre tomamos cuando
vamos a la psicóloga o el psicólogo, aunque todavía no sé cómo huele mi inconsciente,
como va vestido, que zapatos lleva, si tiene buen o mal aliento y que tan bien
o mal parecido es. Al fin de cuentas, uno se desnuda en estos lados.
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