miércoles, 28 de octubre de 2020

Pregunta.

 


Varias veces me han preguntado  ¿por qué consultaste o consultarías  a un psicóloga/o?

Muchas respuestas espontáneas surgieron de esa pregunta, más ahora que lo siento y lo pienso con más calma, escribo una respuesta más elaborada.

Estoy convencido de que hay creencias constructivas y creencias destructivas, siempre con la advertencia de no   fiarse ciegamente de ellas. Como estas trabajan y conspiran en los subsuelos de nuestra conciencia ("Si quieres volverte sabio, primero tendrás que escuchar a los perros salvajes que ladran en tu sótano." Friedrich Nietzsche), es decir operan a nivel inconsciente, es muy aconsejable de tanto en tanto suspenderlas, tomar un descanso para verlas, sentarse en algún lugar tranquilo y mirarlas con cierta distancia tratando de no juzgarlas.

Frecuentemente sentimos el impulso de querer dar clase con  nuestra experiencia y saberes, lucirnos a través de  nuestras competencias,  pero cuando nos enfrentamos al muro de nuestros propios obstáculos, no sabemos nada. Lo que sí sabemos es que todos en algún momento sentimos que algún camino se nos ha atascado.

En ese espacio solitario, dialogo interno que solemos hacer, o en ese territorio compartido y protegido  de la consulta, interpelamos lo que dicen nuestras creencias, esas  que  a veces nos ayudan a vivir y esas otras con las que   corremos  el riesgo de  morir por ellas y con ellas.

Entre tantos temores hay que intentar un salto de osadía, viajar a otros lugares, abandonar algún recuerdo, perdonar y perdonarse. La vida es movimiento y cambio.

Cuando la manera de mirar el mundo y de mirarnos ya no sostienen nuestras premisas principales es sano y constructivo cuestionarlas. A veces aquella confrontación positiva con nosotros mismos, solos o en terapia o solos y en terapia,  nos lleva a al aprendizaje más elevado, aprender sobre nuestro propio aprendizaje.

Por eso dialogo conmigo y a veces consulto a la psicóloga o al  psicólogo.

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