miércoles, 29 de enero de 2020

Reposo.



                               “Si nuestra mente esta perturbada e inquieta,
                               dejar actual al tiempo,
       y el reposo se producirá lentamente.”   Lao Tsé (Tao Te King)

Nunca supe si aquel virus era psíquico o físico, psicosomático o somatopsíquico, tal vez todo comenzó con alguna tristeza que más tarde se alojó en algún lugar de mi cuerpo, a veces se dice que algunas “…itis” son formas de llorar por otros lados.

Muchos inconvenientes surgen por un egoísmo estúpido,  por una  necesidad de intervención, algo así como una compulsión a la acción y todo ello sin que nadie las pida. Nosotros sabemos “en el fondo” (?) que el mundo y los otros no viven como uno y además no todos comparten nuestras mismas  normas, también podríamos agregar las múltiples percepciones, subjetividades y sentires.

Creemos que hay que hacer algo, como subir una gran montaña, cruzar algún río o visitar a una mujer sabia o un hombre elevado, todo a cambio de un altruismo falso que nadie nos demanda.

El hecho de no hacer nada tan espontáneo y natural en muchos contemporáneos, resulta dificultoso y paradójicamente agotador para personas propensas a la compasión. Sin dejar de considerar el lado cultural que supervalora el esfuerzo como si este asegurara siempre un resultado (para algunos ganancia).

Al fin me convencí que la terapia correcta era el reposo, el no hacer nada, nunca me imaginé que difícil me resultaría aplicarla.



lunes, 27 de enero de 2020

“No existe una escuela que enseñe a vivir” (*)



(*) de la letra “Desarma y sangra” compuesta por Charly García
Si muchos quisiéramos
tal vez sólo alcance
aprender a vivir con los demás

con mucha práctica
algo de teoría
y mucha conversación

para algunos saberes
no hay protocolos
ni manual de instrucción

ciertas lecciones son intransferibles
lo que prueba y  comprueba
las muchas formas de hacer las cosas

jueves, 23 de enero de 2020

La suma de los olvidos.




Esa pérdida es el fin  de un recuerdo
las cenizas de los fuegos extinguidos
aquel mar vacío de brújulas , puertos y horizontes

las fotos rescatadas de un naufragio
que al sol en la orilla de sus playas
destiñen lentamente sus colores

aquel desierto de palabras
el eco de los silencios olvidados
la letra blanca sobre el blanco papel

y en los barrios de su mente
un conjunto de casas despobladas
en las afueras campos sin sembrados

lunes, 20 de enero de 2020

Reflexiones.




El exceso de preguntas cansa, su ausencia embrutece.

Sin dejar de pensar, uno se fatiga  de muchos “porqués”.

A veces es interesante cambiar un “porqué” por un “para qué”.

Si la pregunta no tiene solución, deja la pregunta.

Cuando un interrogante tiene cien contestaciones o por al contrario secretos que esconden otros secretos, es muy liberador dejar la búsqueda.

Cuando tienes “los porqués” del sentido de la vida, el horizonte de tus ansias, en los tránsitos de tus viajes “los melones se acomodaran solos”.

A veces, para manipularnos, en algunas cuestiones nos dan sólo dos opciones.

jueves, 16 de enero de 2020

Flores amarillas.



Hay flores amarillas en el suelo y en la copa de algunos árboles, tapizan la calle a lo largo y a lo ancho, también hay  lilas, seguramente azules, rosas, rojas y blancas... Acacias, palos borrachos, jacarandás, robles,  lapachos… todos tan singulares como los seres humanos, en sus flores la naturaleza de sus tiempos,   de sus ánimos y sus  desánimos.

Hay flores de todos los gustos y tamaños, más hoy yo solo miro,  aquellas  flores  de colores amarillos,  como si no hubieran otras a mi alcance…

domingo, 12 de enero de 2020

Sin palabras




La palabra llora
la palabra ríe
la palabra juega…

sin palabras
el mundo no existe
el universo se vacía

aún en sus laberintos
aún en lo indecible
aún dónde no hay sonidos

las palabras iluminan
los barrios solitarios de tu mente
amplían tus caminos…



sábado, 11 de enero de 2020

Literatura del ánimo




                                   “El sol se pone sin tu ayuda”
                                                              Proverbios de Rabinos (Narraciones del Talmud).

                                   A Liliana.
                                   A Evaristo.
                                   A Mario.
                                   A nosotros mismos.

A veces por lo inevitable o por elección,  a veces por la muerte  o por un  duelo de otro tenor,  a veces por el azar o por la circunstancia, a veces por un momento o por una larga construcción, los humanos vivimos lo que nos toca vivir.

En esos momentos hasta que el cuerpo no encuentre sus palabras, el piso será resbaladizo, aquellos tránsitos se viven como  un destiempo entre lo que se siente, lo que se piensa y lo que se hace.

El viento sopla las nubes,  aquellas densas o esas blancas que aparecen y desaparecen en el ánimo, los días son variables, el oráculo del tiempo, en un mismo día anuncia sol, lluvias, nieblas  ventiscas o un cielo totalmente despejado.

Este enero se parece al otoño, aunque los ocres estén ausentes. Hay una apagada atmósfera, una variante melancólica con distintos desniveles subiendo y bajando aquellas energías.

Recurriendo a la escultura de las emociones, uno encuentra en los objetos, simbólicas expresiones de sus bríos. El antiguo reloj de pared hace sonar sus campanadas, para mi oído no tan muy musical, parecen lentas, pienso – tal vez me olvidé de darle cuerda-, pero más luego compruebo que todo está en orden.

Los ventiladores de casa se quejaron anunciando sus desperfectos, dejamos de usarlos hasta que el técnico viniera a verlo, algunos  días no pudimos  aliviar el calor intenso.

El hidrómetro casero, otrora el modelo tradicional de “la casita del tiempo”, hoy dos delfines (regalo de Las Toninas) que cambian de colores, según esta el ambiente  húmedo o seco, se ven frecuentemente violetas o rosas anunciando un clima variable o lluvioso y pocas veces muestra el azul que pronostica un tiempo bueno.

La lectura literaria puede ser una especie de terapia, no exenta de algunas incomodidades, nos acompaña en la universalidad de las  problemáticas humanas, mientras que los ensayos de  escritura, de nuestra escritura , a veces, alcanzan las palabras justas de nuestra complejas subjetividades.

El dolor de los demás en su expresión irremediable, nos roza la piel, quizás al sentirlo cerca también sea el nuestro, por empatía,  vecindad,  por aquel darse cuenta, o por alguna tristeza que nos acerca.

Ante la imposibilidad de disociar nuestra compasión, algunos síntomas se hacen evidentes, perdemos el foco de nuestras tareas cotidianas, la agenda se altera,  y la atención se dispersa.

El rojo del verano tiene sus grises, a veces las siestas son intranquilas, alguna noche se altera, vienen cansancios tempranos e insomnios tardíos.

Para otros el verano es normal, un verano como tantos.