martes, 23 de julio de 2019

El cuerpo tiene la palabra.




Hay  una relación corporal con las palabras, a ellas les ponemos nuestro cuerpo, cuando se desgastan es por la incoherencia de nuestras acciones, es decir de nuestros  actos. 

Nuestro andar por el mundo sostiene o empobrece nuestros vocablos, el decir y el hacer van de la mano. Leer y escribir tienen parecidos hábitos, propiocepción del cerebro y de las manos.

Están aquellas que vibran en tu piel y son  fuentes de energía, son las que te dan calor o frío, sudores o escalofríos.  Algunas invitan a los abrazos y otras a los rechazos.

Las palabras apelan a los sentido-s llevan perfumes, también  olores rancios. Se visten de colores a gusto de quien las viste. A las claras deberíamos incorporarlas  y a las oscuras no darles tanta importancia.

Como especias hay dulces y saladas, picantes y amargas. Algunas saben de acrobacias  y saltan por los aires, libres con el que se anima a llevarlas, hay lisas y ásperas.

¡Escuchad como cantan!

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