jueves, 27 de septiembre de 2018

Camino y horizonte.




Más que un camino hay que imaginar un horizonte. Un camino es fácil de diseñar pero difícil de transitar, aquella perfección se derrumba en el primer recodo inesperado, cuando un accidente del terreno no previsto en nuestro plan no impone un desvío, tal vez para volver unos kilómetros y tomar un sendero alternativo.
El horizonte no tiene la pretensión de un mapa inequívoco, es  más general y orientativo, aunque más ambicioso. Es más común extraviarse en la rigidez de un camino que en la brújula de un lejano horizonte.

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