La mañana en
la pereza de sus caricias se despertaba en un feriado con el canto tardío de
los pájaros; el reloj sonaba con sus ocho campanadas lentas y adormiladas,
alguien diría –seguramente le falta cuerda- , él prefirió pensar –está cansado- y
ella dijo -¿estará descansando? Ambos callaron y se demoraron…
***
Estaba
sintiendo y pensando, que si alguna vez encontrara esa palabra pérdida, aquel
vocablo indecible, que si el tesoro de
la letra fuera hallado, con la velocidad de un rayo, el escritor desaparecería.
El arte será por siempre incompleto como el hombre y por tal motivo eterno.
***
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