viernes, 11 de noviembre de 2016

La piel



territorio extenso dónde se juntan la prosa y la poesía,
aquella que tiene cicatrices visibles e invisibles
algunos paraísos, oasis y tesoros escondidos
zonas de placeres y de lagos tranquilos,
en su microcosmos los mapas son dibujos inservibles
de turistas que olvidaron la sorpresa de ser viajeros libres
en algunos casos, paisaje  de salvajes lenguajes
de dolores indecibles- pago tributario de incoherencias-
hipocresías que sin esfuerzos hemos conseguido
acciones ciegas o teoremas intelectuales
que el mundo ha confrontado y desmentido,
y las marcas de guerrera/o de solo andar por la vida
territorialidad ganada de sentirla – de comparar tristezas y alegrías-
cuando vencimos el miedo y danzamos con la osadía
sólo es cuestión de explorar sus galaxias  interminables,
desnuda y oculta, privada, pública o desconocida,
en el equilibrio del cosmos a veces perfumada a veces en carne viva,
las razones de la piel están debajo -en la oscura y silenciosa soledad-
esa soledad de estar bien acompañado y en sus sabias sensaciones

de sus  fríos y sus calores, de sus presiones,  de sus tactos gruesos y  finos

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