Imagine una mujer o un hombre, en estos tiempos, ella o él,
o usted mismo, en una semana de su vida…
¿Con qué cara iniciaría el lunes? ¿Y los otros días de su
breve calendario?...
El lunes cuando sale a la calle, cuando solo es un recuerdo las pantuflas del domingo, cuando
se tiene que ganar el peso, eufemismo de reales, guaraníes, dólares, liras
turcas, euros, séquel o vaya a saber que
moneda que sin dejar de ser extraña tiene la característica común que se
transpira para ganarla. Tal vez se ponga
ese rostro de guerrero que tiene en su armario, un casco, y la ornamenta o armadura (impermeable contra las balas) de acero templado.
El martes quizás se transforme en ese payaso tragicómico muy
propenso a padecer esos trastornos
bipolares, con un llanto y una risa entremezclados.
El miércoles puede llevar la máscara de la tristeza, ya que
la semana se está tornando muy larga y aún falta mucho tiempo para el fin de
semana y el descanso tan ansiado.
El jueves es ideal para ponerse la máscara de pinocho, para
vender esa sonrisa social tan necesaria en los negocios que dan a la calle.
Algunos vendedores de autos me han confesado que ese día toman pastillas para mentir
sin descaro.
El viernes puede ser un día para el diablo, no siempre
alcanza para vivir con las buenas intenciones, los gobiernos con oscuras
habilidades son muy buenos maestros
para los dobles mensajes, de tal
suerte de que si a veces -usted- piensa
mal, es probable que lamentablemente tenga razón. Le pido perdón por el
sarcasmo.
El sábado ya se ha ganado su descanso y esa sonrisa de
hombre feliz –quizás la más sincera- denota que está muy relajado.
El domingo es posible que su cara se parezca a la de un
santo bonachón, en esos días uno promete
ser mejor, tal vez porque la ambición descansa por un rato, en ese mismo día hay un pronóstico favorable para
que tenga un rostro de mujer u hombre asombrado, por las mismas razones antes
expuestas, de a ratos en esa jornada, uno tiene mayores niveles de conciencia
porque esta sereno y sin cansancios, no es extraño que mire el
amanecer o una puesta de sol, y allí se detenga (inteligente) su atención.
Es sabio recordar, como dice Juan Manuel Serrat en su cancionero “De vez en cuando la vida nos
besa en la boca”, como también es cierto que en otros días el mundo nos resulta
insoportable y nos muestra un semblante
desabrido y pesado.
La lista de aquellas
caras, caricaturas y contracaras , seguramente será más amplia. Pero mi
querida/o lector/a usted sabe que la realidad siempre supera a esta ficción…
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