sábado, 12 de marzo de 2016

Develar el sueño, aquel pretexto.



…la bicicleta estaba encadenada al umbral
de aquella  otrora  antigua casa
inclinada al frente de la puerta esmerilada
durmiendo una siesta prolongada
los eslabones de hierro y el candado
del color del tiempo, intensos y oxidados,
hoy tan fácil de abrirlos o romperlos -quizás emanciparlos-
y este espejo opuesto  al ánimo  de los años

mi universo adolescente era pequeño
dolía el cuerpo en los simbólicos desiertos
el mundo llegaba al alcance de mis ojos
desde el balcón –mi atalaya-
o desde la ventana de planta baja
o desde la vereda en los solidarios sudores
de veranos sin tantos aires acondicionados
los límites de mi coraje alcanzaban
al sur hasta la calle de la biblioteca Constancio C. Vigil
al norte  alcanzaba llegar a la Avenida Pellegrini
o al centro con sus cines y sus bares
al oeste con el Escuela Comercial Belgrano
al este con los barrios y sus canchas de básquet

el sujeto debajo del caldero
hervía sus fermentos
se dio cuenta que en la vida
hay palabras que salvan, alientan  y acarician
y otras, piedras sueltas que lastiman

por fuera y por dentro

No hay comentarios:

Publicar un comentario