al final de la infusión que un amigo recita
caliente amargo fuerte y escaso,
sin refugio en las íntimas fibras
se sientan casi invisibles
-en una dimensión extraña-
Nano, Liria, León, Simón, Pocha…
desvanecidos en la bruma de mis pausas
miran mi silencio el suspenso de mis charlas,
Nono espera la partida de ajedrez
con las piezas alineadas,
Liria quiere repetir los mates de la tarde,
León me invita un vino blanco en Piriápolis
-frente a la playa-
Simón juega con las palabras,
Pocha quiere que la acompañe
a bajar del avión con su capelina blanca…
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