en los brotes de septiembre
las palabras se demoran en silencios,
-los ríos empujan y ceden según sus noches-
el viento parlante susurra al oído
la emoción de los verdes
la huída de los ocres
la mordiente pátina de los días mejores;
hay hombres cansados que transitan
la dormida pereza de sus vigilias
avivando la propia fogata de las desesperanzas,
otros perseveran en sus despertares
al pie de un campo de girasoles
en la ceremonia de sus asombros,
lentos los amaneceres no definen su paisaje
el entorno agita ramas en la complejidad de sus follajes;
el interior: sosegado y calmo
espera el caldero de sus resueltos interrogantes
martes, 19 de octubre de 2010
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