“Quién ante determinadas circunstancias no pierde la
cabeza, es que no tiene cabeza para perder.”
Sigmund Freud
hay luces que guardan sus brillos
en los conflictos de su tenebrismo,
esperando los signos
cuando los leños se mojan
y los fósforos están humedecidos
sólo puedo contar con mis ojos
-azul y gris- el mundo que miro,
con dos colores que mezclo
-me defino-
el río termina en su orilla
el agua cede y empuja
según su designio,
de otros ojos y otros ríos
mis conjeturas resigno
una vista por vez:
-esos espejos distintos-
y el agua suave y lenta
que susurra y limpia – mis ojos heridos-
domingo, 10 de octubre de 2010
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