“Yo
no tengo una personalidad; soy un cocktail, un conglomerado,
una
manifestación de personalidades.
En
mí, la personalidad es una especie de forunculosis anímica en estado
crónico
de erupción…” Oliverio Girondo
(Espantapájaros).
“Los escritores tienen la capacidad
de ir hacia los roperos como en –Las historias
de Narnia- Graciela R.
No tiene nombre y aún no sé cómo llamarlo, nació después de
mi nacimiento, tal vez en mi niñez, no voy a conjeturar, el origen siempre es
un misterio.
Convive conmigo aunque en otra dimensión del espacio, lo
extraño es que es sincrónico con mi tiempo y mis circunstancias.
No siempre tengo conciencia de su presencia, sé que habita en
mí y a veces tiene la capacidad de transmutarse, salir de mi propio cuerpo
físico y mirarme con otros ojos a una cierta distancia.
Tiene una vida independiente, es más valiente y empoderado
que yo, tal vez más analítico y crítico, es además invisible, abstracto e inmaterial.
Es una sombra que me cuida, un perro que ladra en el sótano,
un sueño que me advierte o devela una pregunta, la memoria de otro –yo mismo-
algo más joven, un faro o una hoguera en una noche de niebla, un lector voraz,
un escribiente que me dicta versos mientras duermo, un girasol que mira el alba,
el techo de un refugio, esa lluvia fina, un hombre que lleva vivos y muertos en
su cerebro, alguien que aún ama desea
que sufre y se alegra, el viento en un día de barriletes, una palabra mágica
que abre los candados oxidados…
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