A
los 4 mejores.
A
Nano.
Los peones salían presurosos de sus casas en la apertura de
la jornada, al comienzo corrían con grandes zancadas, después caminaban; los
más tardíos “comían al paso” 2-3 medias
lunas, café negro o un mate.
Cuatro caballos saltaban obstáculos, aquellas torres,
aparentemente inmóviles miraban el
horizonte desde su atalaya. Algunos se desplazaban raudamente por las
calles diagonales.
Los hombres y mujeres de poder pergeñaban sus estrategias, el
intercambio, las jugadas.
Al final de la tarde pocos transeúntes quedaban en la
cuadrícula de sus calles, a un cementerio cercano se mezclaban los negros y los
blancos…
Las blancas abandonaron…
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