Cuando éramos jóvenes las acciones superaban a
las reflexiones, huelga decir que los aciertos igualaban a los errores.
En estos otoñales tiempos se han invertido
aquellas relaciones, las reflexiones les ganan a las acciones.
El yo observador mantiene una distancia con los
objetos (?) de estudio como si dos tiempos se miraran.
A destiempo se comportan los actos y sus
registros. Comprender es un proceso de silencios, meditaciones, aceptaciones,
revisiones…
Mientras tanto el mundo inquieto y veloz del ahora nos quiere
convencer que no hay más que un presente dónde aferrarse.
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