viernes, 23 de mayo de 2025

La memoria como ejercicio de diferenciación.

En un país, el olvido se quería comerlo todo, a veces el viento llevaba las cenizas de los días  como hojas de otoño trituradas por las inclemencias, cada día era un nuevo comienzo, como avanzar y retroceder al día anterior, y todo ello en veinticuatro horas –casi una instantaneidad- un presente perpetuo,  aunque la política del momento se jactaba de presentar algo nuevo, imponían  una agenda de  viejas costumbres que para los más maduros eran películas repetidas que habíamos visto otrora en blanco y negro. El juego de la oca sería una buena metáfora de estos tiempos, se avanzaba una casilla y se retrocedían dos o más.

Aunque la memoria (aquellas experiencias) pueden ser satisfactorias o dolorosas, junto a la crítica y la reflexión son los únicos elementos que nos pueden guiar para transitar nuestro camino, para descifrar al fin cuales son los ideales genuinos y cuáles son los falsos, a saber de las mentiras manifiestas y acostumbradas que tiene el poder. En este caso nuestra propia biografía ofrece innumerables ejemplos que nos permiten hacer unos   ejercicios de  diferenciación.

Cuando se reduce la historia a unas pocas palabras, algunos políticos actuales hacen un relato adecuado a sus  circunstancias alterando el tiempo tanto retrospectivamente como prospectivamente, con resultados generalmente falsos recurriendo a declaraciones y grandes noticias no inocentes.

Por lo tanto no podemos responsabilizar al tiempo de todo ello, ni echar la culpa a nuestra suerte  ¿Qué categorías de personas serían los responsables? ¿Acaso los gobernantes? ¿O los gobernados? ¿O ambos?...

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