Entre las muchas cosas que no entiendo de este tiempo, me
resulta curioso que muchos respetuosos de correcto lenguaje, de la sintaxis y
de la semántica, de las formas de expresión, de algunos y algunas que en otra
época corregían en los colegios con lápices rojos las faltas de ortografía, no
se inmuten, no critiquen ni se asombren con el lenguaje de ciertos políticos, algunos en los cargos más elevados
de la estructura gubernamental.
(*) “No entender” (El título le pertenece a Beatriz Sarlo en
referencia a su último libro).
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