Escribo en la penumbra de la noche
en la neblina de aquella mirada
sobre las sombras las blancas letras
en aquellos aparentes desperdicios de las horas
los versos claros en
biorritmos alterados
ensayando colores mezclando oleos
en la paciencia de los tiempos
lejos de los
cansancios
desparejas las líneas de los renglones
la extraña geografía de algunas letras
las blancas hojas del cuaderno
en ese territorio de los silencios
a pesar de los vidrios ahumados
de los opacos
cristales
de los esmerilados lentes
del humo ceniciento de las islas
se ordenan las palabras se aclaran las pasiones
acepto al fin la lluvia el viento y el sol de mis momentos
acepto este agosto frío que espera acepto las estaciones
sin ellos no hay barquitos de papel, girasoles, desvelos ni
amores
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