Es tan obvio, ofenden nuestra inteligencia. Ellos
desgastan las grandes palabras, diálogo, justicia, libertad, de tanto decirlas
y de no practicarlas.
En sus discursos “mañana” es una mentira camuflada
de falsa esperanza.
Que no hay plata, que la pobreza se acaba mañana,
que hay luz al final de una interminable distancia, que todo será mejor cuando
rebalse la copa de la plata (?).
El péndulo siempre es igual, la calesita está en
el mismo lugar.
Mañana no existe, mañana es el no lugar. Yo estoy
aquí y ahora y estoy cansado de esperar.
¡Aplauden! ¿Qué aplauden?
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