si no nos está dado ser eternos
en el otro extremo de nuestras fantasías
quisiera ser el humo evanescente
en su constante liviandad
la danza de sus formas
en la levedad de sus lentos movimientos
aquella ingravidez de flotar por un instante
en el aire en el agua o en la cercanía de sus fuegos
la brisa que mece los
trigales
o los girasoles de algún verano
aquellos cronopios que
viven en los intervalos
de algunos conciertos de
los teatros
esas chispas que el herrero
fabrica a cada rato
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