sábado, 1 de julio de 2023

Fragmentos.

Un rocío cayó de sus ojos, una lágrima fría y fina se derrama en su mejilla ¿se congela una pena o deshiela su dolor?

Adentro le  llueve persistente una pesadumbre, por momentos el silencio le gana la partida.

El oráculo le había dicho que tenía que pasar  el río, que viera a la gran mujer, consejera en aquellos quitapesares. Él había cruzado el puente, tomó una pausa con  dos vasos de agua para menguar aquel cansancio.

Ella dijo –“la tierra está húmeda”-

Él traducía – no se puede transitar el camino-.

En su blanco silencio le pidió al sueño consejos de amigo, recurrió a las tertulias de los afectos sentidos, le escribió cartas a su escribiente invisible. Por momentos tuvo insomnios, se tambaleó algunos días,  un herpes le quemaba y le ardía.

No gobernó al viento, ni a la lluvia, algunas guerras no le pertenecían  aunque sus consecuencias las sentía.

El escritor en la lúcida caligrafía de su duermevela  lo describía  con sentida compasión. Él simplemente estaba triste,  cansado y de a ratos dormía…

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