Escribiendo
al límite de
las manos
en la esfera
del espacio
caminando
dos o tres
cuadras
en la
frontera indefinida
resistiendo
sin el
permiso de salirme
del renglón
y de los márgenes
luchando
cambiando
centinelas y guardias
–vigía
lombardo-
cuidando
que las
palabras guarden
la debida
distancia
apostando
a la
confianza
cuando ladran los cansancios
inventando
matices
comidas
raras
conversando
en los
silencios absolutos
de las
noches largas
luchando
con la negra
ceguera
de la
apagada aldea
viviendo
con este lápiz
diminuto
y las hojas –refugio
blanco-
siendo
sintiendo aprendiendo
construyendo el amor
que se prueba
amando...
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