domingo, 7 de abril de 2019

Segundo sueño (Revelación).



Ahora ella se había ido de viaje, para mí a un país inalcanzable.

Me sorprendí a mí mismo que con el paso del tiempo no me acordara de llamarla y cuando de tanto en tanto lo recordaba, mi olvido se hacía presente y con él cierta sensación de ingratitud.

Cuando recurrí al celular, un Nokia antiquísimo con su pantalla rajada, me di cuenta que aquel objeto ya no funcionaba, habían pasado algunos años.  No podía llamar y si lo hubiera logrado, ella no podría escuchar.

Hay objetos que mueren y otros que conservan ese aura que los mantiene encendidos.
Cuando el amor se distancia, flota en el aire esa niebla evanescente, presencia y ausencia inaprensible como una palabra impronunciable.

Del amor de aquellas raíces, guardo, dejo, re-defino, los objetos simbólicos y los sentimientos renovados de mi origen.

Ayer  por la tarde, antes del sueño, sin pensarlo había tomado la bombilla de su herencia, hice a solas algunos mates con aquel silencio como evocando un momento, ahora sin palabras…

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