sábado, 25 de agosto de 2018

Fragmentos filosóficos. Diálogos y reflexiones.




Jorge G- Refiriéndome  a la comunidad humana todos somos parecidos en cuanto a necesidades, en cuanto a algunas cualidades…  pero distamos mucho de ser iguales, de ahí que cada uno sea un individuo, de ello se deduce que es imposible generalizar.

La generalización es un error muy humano justificante de actitudes humanas, a veces, con cierto grado de perversión y una característica respuesta es –“Pero si todos lo hacen”-. Me estoy negando la posibilidad de pensar y elegir por mí.

Para ser un ser biológico nos construyen, pero para ser nos autoconstruimos. Somos iguales y a su vez muy distintos (simpatía y antipatía).


Horacio G-  “Todos iguales y todos diferentes” desde la literatura tengo una respuesta a esa aparente contradicción, “el oxímoron” …entendiendo por este a la ” figura lógica que consiste en usar dos conceptos  de significado opuesto  en una sola expresión , que genera un tercer concepto”

No  siempre la verdad está en uno o en otro concepto,  el oxímoron juega con el pensamiento dialéctico, nos exige un esfuerzo en la búsqueda de sentido, nos pone en esa posición incómoda, dónde la ciencia  y la creencia  no nos pueden ayudar, pues la evidencia es indemostrable para tales problemas  y la creencia una incógnita insondable, un misterio dentro de otro misterio.

Jorge G- Si!!! La dialéctica es el juego espiralado entre dos conversaciones que se dan al mismo tiempo  sobre un mismo tema.

Horacio G- Y el diálogo todo lo que se construye “ a través de la palabra”.

Jorge G- Es curioso que Sócrates no haya dejado nada escrito, tal vez porque sabía que es  imposible reproducir todo lo que acontece en un diálogo, ya que a la voz hablada le acompañan los gestos, el pedido de aclaraciones, las interpelaciones…

Horacio G- La expresión corporal, la distancia interpersonal, los silencios…en síntesis, hablar no es lo mismo que escribir. De todas formas no descarto ninguna de las dos acciones, hablar y escribir me parecen importantes y complementarias. Sócrates disfrutaba del arte de la conversación, A  Platón imagino que le pasaba cosa parecida,  pero además se atrevió a escribir los “Diálogos” –algunos con su maestro- y  de todo ello resultó también un “Banquete”.


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