A veces hay una niebla
entre el que mira
y esa inaprensible verdad
A veces la sabiduría
nos acaricia la piel
cuando nadamos en sus
bordes
A veces el aire
mueve nuestras velas
el sentir y la idea
A veces el fuego
nos enseña calmo
crepitando en las esperas
a veces la tierra –aquella
mujer-
germina en nosotros
una virtud insospechada
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