Ir al dolor de los otros
es volver al propio
curarse en el tránsito del viaje
cruzar el largo puente
mirar del otro lado
volver a las calles de tu barrio
peregrino eterno
incansable caminante
un retorno siempre nuevo
y así me sorprendo
entre la diáspora
y mi centro
de querer me quiero
de amar me amo
de enseñar me aprendo
se me hace carne el verso
sensible el cuerpo
me escribo por fuera y por dentro
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