lunes, 29 de septiembre de 2014

a pesar de…



esos puntos suspensivos…
de la tensión entre pregunta y respuesta –dos incógnitas al fin-
de estos  ánimos en una primavera que aún no ha brotado en mí,
de esta filosofía de otoños que tarda en pintar de bellos ocres este  verso ,
de esta lejanía de veranos con sus  rojos y sus fuegos,
del invierno que aguarda  mi sueño de viejos y nuevos  girasoles,
de la soledad de mis elecciones –conciencia de minoría-
de ese tiempo de vital espera  que media entre percepción y respuesta,
de este ajedrez entre blancas y negras más allá del medio juego,
de  lo que hace el mundo a contra flecha de nuestros deseos,
de buscar fórmulas y teorías en las torpezas de auto ayuda,
de hacer malabares entre justicia y libertad en el teatro de un semáforo,
de los pérdidas -en carne viva-  de aquellas decepciones,
de la espera inmóvil en  este dolor locomotriz,
de esas  diferencias  entre lo que digo y lo que escribo
de estos avances y retrocesos en encuentros y des-encuentros
de estas verdades personales que no imponen sus razones

a pesar de…
intento mantener la  vocación de mis verbos
-escapando de  los adjetivos que intentan su caza -
sostengo y  persisto en el sentido:
de  amar, curar, aprender, vivir, escribir, esculpir, hacer, disfrutar y  compartir

a pesar de esos puntos suspensivos…


domingo, 28 de septiembre de 2014

Caminata.



            “Caminar…, es un acto de resistencia” David Le Breton.

Camino por las calles calmas
ausente de miradas

Camino por esos pasajes
que duermen el parloteo de las máquinas

camino y me detengo
para auxiliar mi sueño

camino lento, conversando
con  la contemplación y el silencio

camino con mi tiempo
le doy aliento a mi pensamiento

camino por la ciudad
y altero sus momentos

camino y siento

que respiro un verso

martes, 23 de septiembre de 2014

Poemario: Siete mujeres.



  • ·        La muerte.
  • ·        La diferencia.
  • ·        La esperanza.
  • ·        La decepción.
  • ·        La alegría.
  • ·        La pérdida.
  • ·        La ternura.




La muerte.

Algunos dicen que es una ramera porque todos terminan acostados con ella, sin contar que sea varón o mujer su vestimenta. Yo, creo comprender su vida (?)...

Ella vino a mí por ese fuego
en busca de cierta calidez
-una virtud que no tenía-
ella era una mujer fría,
se tapaba con mis sábanas
cuándo en mi cama se metía,
el rojo de mi cara le atraía
contrastaba con la tez pálida
y su piel de ceniza,
tal vez eran  mis ojos claros
-ella una mirada perdida-
me visitaba en el verano,
llegaba del norte
al opuesto de mis días,
me asistía en mis arritmias,
después se alejo
cuando otras noches
soñaban  otras vidas.
Creo que buscaba en mi corazón
aquella comprensión tardía,
me dejo esa tristeza profunda:
la página blanca de su dolor,
el vacío  de sus quehaceres
y el negro martirio del  hastío.



La diferencia.

¡cuánto tengo que aprender de ella!
separa los claros y los oscuros,
con maestría lo sutil de lo burdo,
tamiza lo superficial de lo profundo

¡cuánto tengo que aprender de ella!
los suaves mensajes del cuerpo,
ese amoroso contacto
ese  silencio dialecto.




La esperanza.

Estoy más tiempo  con esta mujer,
no la busco por ser un ciego creyente
de su por-venir
ni por sus conjeturales paraísos,
aunque adhiero a su horizonte,
me gusta su ánimo
la actitud de vivir todos los días
con las ganas del domingo



La decepción.

Oculta su cuerpo en  envolventes sedas,
hoy es una mujer fea pero antes fue muy bella,
una expectativa de ojos grandes
-lo inmenso estaba afuera de ella-
el tiempo destiñe los colores y aquellos brillos


La pérdida.

Es una ausencia, un recuerdo
que eterniza esta neblina,
un teléfono que no suena
después de una larga estadía,
una agenda  que se achica
una letra que no escribe
-         esas frases de  osadía -
alguien que ya no dice
alguien que ya no hace
alguien que dejo sus dichos
para que alguien los repita


La alegría.

Es una danza que me incita
un salto de energía,
ella conmigo transpira,
vuela, se suspende, gira
y hasta cuando cae
me regala una sonrisa.

La ternura.

Tiene manos amorosas,
la delicadeza de una caricia,
contraria a los chantajes
de  las mercancías,
denuncia el comercio de los afectos
cuida los gestos, los contactos y nos mima.



martes, 16 de septiembre de 2014

Pesadumbre.



                        …el barco navegaba en alta mar, a veces su esqueleto de madera
                        se quejaba con sus huesos, en los días pesados de humedad…

aquellos jóvenes ya son viejos
-“Los  Beatles” objetos de museo-
y yo con esas ilusiones
aún en el espejo,
con una foto hecha de letras
que se niegan  a descongelar
los blancos y los negros,
decepción y extrañeza
entre el mundo que escribo
y el mundo que leo
-es curioso que en esta primavera
vea los sepias del invierno,
que se marchiten
los colores de los encantamientos,
que a pesar de mis esfuerzos
se tornen ásperos mis dedos;
busco en el oráculo
la mejor página
que se acerque a mi desvelo
-reflejos del momento-
lo demás, a falta de palabras
pinto el descontento;
el herrero anuncia sus protestas
ha hecho al fin
una huelga de chispas
y de fuegos.




domingo, 7 de septiembre de 2014

Dos niños.

Al niño grande le brilla la mirada
frente al espejo del destiempo
a la luz de sus  planos y las distancias
-emisor y receptor de esta gimnasia-
el niño chico ya tiene una imagen de palabras
hecha de trama y urdimbre inventada,
sin máquinas ni lentes de esculturas instantáneas;
no sé quién en su mismo cuerpo se pregunta:
¿Quién lee aquellos cuentos y poesías trasnochadas?
¿Quién llora la primogénita  herida
de esa  soledad acumulada?
¿Quién es el que ha sido? 
¿Quién es el que me dicta –aquí-  al oído?
¿Quién está desagotando el lago de sus lágrimas?

Los dos niños se abrazan
con una ternura  -para ellos- inigualada
un fulgor de conciencia
ilumina aquel desierto

de sus ignorancias derrotadas.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Escribo.



Escribo
en las servilletas manchadas de café
en los márgenes de los libros de lectura
-ensayos de renovadas escrituras-
emisor circular de aquellas recepciones
Escribo
irremediablemente en los espacios vacíos
-entre las líneas de los diarios-
en el talonario borrador de mi mesita de luz,
tú y yo en el ir y venir  de nuestros cuadernos
Escribo
en el dorso de un remito o una factura
en la palma de mi mano izquierda,
en mi barquito de papel
reflejos de este mundo
Escribo
por fuera y dentro de mi cuerpo
escribo y respiro
inhalo y exhalo

mis letras