La voz olvidada se mezcla con tu letra viva
aquella que me dicta tus palabras,
yo tengo en los cuadernos tus
señales,
separo tus creencias de las mías
lo amoroso supera las verdades,
Madre ¿cómo es esa negrura?
tú que mereces los celestes
los soles y los verdes
de los campos de Arminda,
ya ves, yo como siempre
en mis páginas blancas
-refugio de mis noches-
aquel que busca colores y pinceladas,
ahora soy el único recuerdo,
un heredero , ese testigo
que avala aquello que ha sido…
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