Espejada
su figura en la calma plana de un lago, mirando el movimiento imperceptible del
reposo, la quietud le invadió su
mirada; fue entonces cuando habló con
su doble y se amigó con el otro al conocer
su perspectiva… entre claras y evanescentes imágenes cruzaron sus
lenguajes y cada cual entendió sus peleas y aquellas historias sin tratar de
cambiar nada.
Como
cada momento es único, trataron de imitar las circunstancias, sin necesidad de firma
alguna, de ahí en más se reunieron cuando el lago o un estanque estaba calmo.