Yo no tengo vuestra sangre
ni los genes opacos y brillantes
tampoco aquel libro genealógico
me contento con algún gesto
que creó la cultura de estar juntos
los dichos propios de nuestras voces
algún rasgo de los afectos compartidos
esos puentes que hacemos para acompañarnos
me contento con el perfume de vuestras palabras,
los juegos, las charlas y las pequeñas malacrianzas
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