martes, 20 de noviembre de 2012

Caja de Herramientas.






Había comprado en la Ferretería “San Luis” una enorme caja de herramientas “Stanley”, estaba –por su tamaño- más cercana a un cofre o un baúl. Con cierta parsimonia buscó aprovechar todos los vacíos de ese receptáculo y empezó a poner en su interior: martillo, pinza, tenaza, limas, escofinas, taladro, destornilladores, llave inglesa, una pico loro, serrucho, anteojos protectores, máscara, guantes, cepillo, punzón, caladora, mini torno, gubias, tijeras para metal, entre otras cosas.

Empezó a usar a diario todas sus herramientas, con la destreza que dan los años, arreglaba todo tipo de aparatos y se las ingeniaba para reparar cualquier urgencia, y en los ratos de ocio sometía la materia a sus formas. Y a pesar de ello, el alma humana, todos los días se le descomponía…

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