sábado, 27 de octubre de 2012
El músico de la calle Ben Yehuda.
A muchos les extrañaba sobremanera
que un hombre interesado por la lengua
tuviera su calle –quizás pensaban que para ello-
había que ser general o presidente, o ambas cosas;
por aquella travesía un hombre tocaba su mandolina,
también podría haber sido en París cerca del Sena
o por Corrientes en Buenos Aires;
de pronto sonó la cuerda impensada
y en la nota olvidada el recuerdo disparaba,
la palabra indecible de la emoción
llovizna suave de ese canto extraño de la infancia,
la caja de música secretos guarda
la voz cantada de las entrañas.
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